Aunque para una mayoría de personas pueda pasar desapercibido, el paisajismo es una disciplina con un enorme potencial transformador. Capaz de entrelazar arquitectura, ecología y bienestar, el paisajismo aplicado a espacios verdes accesibles y terapéuticos tiene la capacidad de generar intervenciones significativas en los espacios compartidos y las experiencias de sus usuarios.
Ya desde 1993, el geógrafo W. M. Gesler hablaba del concepto de paisajes terapéuticos como aquellos espacios verdes capaces de influir en el bienestar y la salud mental. A este concepto se le añaden además nociones de paisajismo accesible, que se tienen en cuenta aquellos elementos necesarios para garantizar que los espacios verdes son también espacios para la inclusión de personas con todo tipo de capacidades.
Desde FUNDACIÓN JUAN XXIII ya hemos hablado en otros posts sobre cómo nuestros servicios de diseño de jardines y huertos ilustran la capacidad de los espacios verdes para ayudar a empresas e instituciones a dar un paso más hacia la sostenibilidad.
Hoy queremos poner el foco en los beneficios de los espacios verdes terapéuticos e inclusivos, diseñados para promover el bienestar físico, emocional y mental de las personas, independientemente de su edad o capacidades. ¡No pierdas detalle!
Un diseño sin barreras físicas con caminos anchos, suelos firmes y con pendientes suaves, además de evitar escalones y añadir barandillas.
Señalización en formatos accesibles.
Incorporación de vegetación multisensorial (aromáticas, colores variados y vivos, diversas texturas…) que fomente la interacción y atraiga la atención de los visitantes.
Zonas de descanso y confort (en sombra, con asientos ergonómicos) que inviten a la introspección y el descanso mental. Un ejemplo de este tipo de área, fundamentado en principios de diseño biofílico y neuroarquitectura, podría ser un rincón ajardinado parcialmente encerrado por árboles, con una vista hacia un estanque o una zona abierta, proporcionando sensación de seguridad y, a la vez, apertura.
Áreas que fomenten la socialización y la creación de comunidad, como un espacio central con bancos circulares de madera bajo árboles de sombra y mesas comunitarias accesibles.
Espacios que estimulen la relajación, como fuentes con movimiento y sonido de agua, al activar percepciones sensoriales positivas.
Participación de los futuros usuarios en el diseño, para responder a sus necesidades reales.
Dos ejemplos ilustrativos de estos principios son:
El Jardín de los Sueños, impulsado por FUNDACIÓN JUAN XXIII y Servier en el Colegio de Educación Especial CISEN y el Hospital de Día CET Norte, es un espacio terapéutico y sensorial destinado a niños y adolescentes con discapacidad intelectual, TEA o con problemas de salud mental. Incluye zonas de actividad, espacios de calma, áreas sensoriales y un huerto didáctico. Evaluaciones han demostrado mejoras significativas en la regulación emocional y el bienestar general. Además, el proyecto generó empleo inclusivo durante su desarrollo y mantenimiento.
El Jardín Terapéutico Querer, promovido por la Fundación Querer junto a la Fundación Instituto Nuestra Señora del Pilar y con apoyo técnico de FUNDACIÓN JUAN XXIII, es el primer jardín terapéutico abierto a colectivos educativos y sociales en España. Diseñado desde una perspectiva interdisciplinar y basado en estudios científicos, está dividido en cinco áreas con funciones terapéuticas específicas. También destaca por su enfoque sostenible e inclusivo, al haber sido construido por personas en situación de vulnerabilidad.
En 2021, una publicación científica recopiló estudios sobre el vínculo entre naturaleza y bienestar. El estudio encontró asociaciones claras entre la exposición a la naturaleza y la mejora de la función cognitiva, la actividad cerebral, la presión arterial, la salud mental, la actividad física y el sueño.
Estas mejoras se explican por dos mecanismos fundamentales: por un lado, la restauración de la capacidad de concentración y, con ello, la mejora del estado mental; por otro, la reducción inmediata del estrés mediante mecanismos fisiológicos que se activan en la naturaleza, como la disminución de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, el descenso del cortisol y la mejora del estado de ánimo.
De este modo, el paisajismo se alza como una disciplina verdaderamente transformadora por su capacidad de crear espacios verdes terapéuticos que favorecen la calma, la introspección y la recuperación emocional y física.
Integrando principios de neuroarquitectura, accesibilidad y sostenibilidad, es posible fomentar:
Mejora de la salud física, al impulsar la movilidad a través de los espacios verdes
Apoyo para la salud mental y el bienestar emocional
Creación de espacios comunitarios e inclusivos en los que promover la interacción entre los visitantes del espacio
Capacidades de estimulación sensorial y cognitiva
Desde FUNDACIÓN JUAN XXIII y nuestras soluciones verdes, ofrecemos servicios de paisajismo para la creación de jardines y espacios verdes terapéuticos e inclusivos.
Un servicio liderado por profesionales en paisajismo, basado en la innovación constante y en el que la inclusión comienza desde la base: no solo estamos capacitados para diseñar estos espacios, sino que contar con nosotros significa también apoyar el empleo de calidad para personas con discapacidad intelectual, objetivo principal de nuestra Fundación.
Un servicio que aúna paisajismo con inclusión, utilizando la creación de espacios verdes para empresas e instituciones como motor para el cambio social.