Discapacidad o minusvalía: ¿Qué término es correcto?

| por José Antonio Morena Pardo

El lenguaje es la principal herramienta que nos define como sociedad desarrollada y moderna. Las palabras que usamos tienen poder sobre nuestras acciones y, por ese motivo, hoy queremos resaltar la importancia de hablar de las personas con capacidades diferentes usando el término correcto. Normalmente, para hablar de una persona con capacidades diferentes utilizamos los términos discapacitado o minusválido. Pero, ¿qué diferencia hay entre ellas? ¿Por qué las personas que trabajamos con personas discapacitadas luchamos por eliminar el uso de la palabra “minusválido”? La clave está en el origen latino de la palabra “minusválido”, que literalmente tiene un significado peyorativo y se refiere a que alguien es “menos válido” que el resto. El término “minusválido” ha sido abandonado incluso por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la ONU. No se trata de ser políticamente correctos, sino de entender que una persona que tiene limitaciones o restricciones físicas o intelectuales merece el mismo respeto y oportunidades que el resto de personas que le rodean. Otro aspecto importante para describir la discapacidad de una persona es, por ejemplo, utilizar la expresión “persona sorda” en vez de “sordo”, y utilizar verbos neutros como “presentar, tener, manifestar” en vez de verbos que prejuzguen el hecho de tener discapacidad como “padecer o sufrir”. Establecer un límite en el lenguaje y utilizar los términos correctos es un paso muy importante si queremos avanzar hacia la inclusión de las personas con capacidades diferentes. Utilizando términos como “cojo”, “loco”, “inválido” o “anormal” degradamos al nivel más bajo a un ser humano sólo por tener una diferencia física o intelectual. El respeto es más que una norma, es una necesidad para que la sociedad avance. ¿Qué te parecen estas medidas? ¿Ves bien que la OMS y la ONU eliminen el término minusválido y se utilicen palabras no peyorativas para las personas con capacidades diferentes? Todavía queda mucho por hacer, pero si conseguimos cambiar el lenguaje daremos un paso de gigante.

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