Actualmente hay más de 350.000 personas con Discapacidad en Bolivia y aunque existen normas y derechos específicos para ellos, aún se encuentran en una situación de vulnerabilidad, lo que deriva en discriminación, impidiendo que las personas con Discapacidad accedan al sistema educativo y restringiendo el acceso a un trabajo digno.
La Fundación Juan XXIII, en su afán por luchar contra la desigualdad del colectivo de las personas con Discapacidad Intelectual y por mejorar su inserción social y laboral quiso aportar su conocimiento, adquirido tras 50 años de experiencia, en una de las regiones más pobres de Bolivia.
De la mano de World Visión España, organización internacional dedicada a mejorar la calidad de vida de la infancia y la juventud en países en vías de desarrollo, decidieron adentrarse en el mundo de la Cooperación Internacional, donde podrían aportar toda su experiencia.
Bolivia es uno de los países más pobres de Latinoamérica y allí podíamos aportar muchos conocimientos. “La Fundación Juan XXIII siempre ha deseado poner en marcha colaboraciones en países en vías de desarrollo. El primer paso ha sido crear un área de Cooperación Internacional dentro del Departamento de proyectos”, contaba Alejandro García, Responsable de Proyectos de la Fundación Juan XXIII.
La Fundación Juan XXIII transfirió a las entidades locales todos sus conocimientos relativos a la metodología de intervención que en la actualidad se desarrolla en España y cómo se estructuran las políticas orientadas a este colectivo.
Mar Muñoz, Directora de Captación de Recursos de la Fundación Juan XXIII, señalaba que “la situación de la Discapacidad en Bolivia es mísera en cuanto a recursos pero sin embargo son muchos los conocimientos que tienen los profesionales. Tienen mucho interés en aprender y en seguir creciendo”.
Durante una semana la Fundación Juan XXIII conoció los pueblos de Macharetí, Cuevo, Camiri y San Antonio de Parapetí, donde se instauraron proyectos de detección de personas con Discapacidad, ya que son muchas las personas que no están registradas y que no reciben ningún tipo de atención. Además, hay que tener en cuenta que son municipios pequeños compuestos por mancomunidades y zonas asiladas, por lo que su contabilización se hace más difícil.
Pudimos reunirnos con instituciones gestoras, administraciones públicas y políticos con relación a la problemática de las personas con discapacidad. “Ellos nos ven como una esperanza a sus necesidades, nos hicieron sentir como en casa y el recibimiento fue lo que más nos llamó la atención. Es cierto que queda mucho por hacer pero vimos en todo momento felicidad”, comentaba Mar Muñoz.
La contribución a la mejora en esta materia es un camino largo, políticamente se quieren hacer muchas cosas pero realmente el escenario está desestructurado. “Las autoridades nos han pedido ayuda en diferentes áreas, interesándose especial por la LGD”, decía Alejandro García.
En Cuevo, la Fundación Juan XXII se reunió con familias de niños con Discapacidad Intelectual y allí nos dimos cuenta de que no ven la forma ni la posibilidad de desarrollarse o evolucionar. Son ellos, los padres, los que lo hacen todo en los centros, cogen una furgoneta y van recogiendo a todos los niños para pasar allí el día, les dan de comer y luego les llevan de vuelta a casa.
Mar Muñoz contaba la vivencia de una niña llamada Ruth: “Cuando Ruth era pequeña su madre la abandonó. Tiene Discapacidad Sensorial, concretamente auditiva, y acude a un colegio de inclusión. Ahora trabajamos para que Ruth pueda tener el implante coclear que merece”.
La Fundación Juan XXIII está trabajando junto con World Vision España y Visión Mundial Bolivia para dar continuidad a este proyecto. Por eso, desde la Fundación Juan XXIII se ha elaborado un plan de acción con tres ejes: un eje de incidencia política, otro de inversión para poner en marcha una residencia para menores con discapacidad en situación de abandono y un tercer eje orientado a ayudar a Ruth para que pueda volver a oír.
La misión de la Fundación Juan XXIII es garantizar el derecho de las personas con Discapacidad Intelectual a la educación, el desarrollo y la integración social a través de centros especializados para el colectivo. De este modo, nos comprometemos a seguir luchando por los derechos de las personas con Discapacidad Intelectual en cualquier parte del mundo.