Mujer y discapacidad: ¿existe la doble discriminación?

| por José Antonio Morena Pardo

Actualmente vivimos un momento de cambio en el que se lucha constantemente por mejorar el papel de la mujer dentro de la arquitectura social. No obstante, todavía quedan muchos logros por conquistar y, tristemente, cuando hablamos de una mujer con capacidades diferentes las barreras y la discriminación pueden ser dobles. Una mujer con una limitación física se encuentra con dos problemas a la hora de encontrar trabajo y conseguir su independencia. Por un lado, el mercado laboral favorece a los hombres y, por otra parte, la mayoría de las empresas no están familiarizadas con la contratación de personas con discapacidad, incluso si así lo marca la ley. Para comprender mejor las necesidades de las mujeres con discapacidad vamos a realizar una lista con las 3 claves para que los planes de igualdad e integración sean un éxito:

  • Eliminar las barreras de salud y maternidad: Además de la presión social que se sufre al estar rodeados de un entorno que suele plantear dudas sobre la capacidad de una madre con alguna discapacidad para cuidar de sus hijos, a nivel general las mujeres en esta situación se encuentran con muchas barreras administrativas, tanto para acceder a la planificación familiar como a la asistencia a la reproducción.
  • No discriminación e igualdad de oportunidades: A nivel general está demostrado que las mujeres tienen mayores dificultades para incorporarse al mercado laboral y que cobran hasta un 20% menos que los hombres, incluso desempeñando el mismo puesto de trabajo. Si a esto le añadimos que una mujer pueda tener una limitación física, intelectual o sensorial, nos encontramos con una barrera en determinados casos insalvable.
  • Protección frente a la violencia de género: A pesar de que ya existe una ley a nivel nacional para la protección de las mujeres frente a la violencia de género, no deja de ser alarmante saber que una persona con discapacidad tiene entre 4 a 10 veces más posibilidades de sufrir un abuso o violencia.

En el caso de las mujeres el problema se agrava ya que, en muchas ocasiones, la dependencia que puedan tener hacia su pareja hace que no denuncien los hechos. Como sociedad tenemos que conseguir eliminar el doble prisma del género y la discapacidad, y comenzar a valorar a las personas por el conjunto de sus valores y sus habilidades.

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