Según el último informe del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), durante el primer semestre del 2017 más de 800 personas con discapacidad se dieron de alta en el régimen de autónomos de la Seguridad Social.
808 personas con discapacidad que han elegido ser emprendedoras para introducirse en un mercado laboral que no le pone las cosas fáciles a nadie, menos aún si se tiene una discapacidad. Si bien es cierto que existen varios beneficios fiscales para las empresas que contratan a personas con capacidades diferentes, a pie de calle todas las agencias de trabajo recomiendan omitir que se tiene una discapacidad en el currículum, ya que en la mayoría de los casos es un punto negativo en la selección de candidatos. En España existen un total de 19.771 autónomos que tienen una discapacidad igual o superior a un 33%, aumentando un 4,26% en lo que va de año y revelando un futuro muy positivo para el sector. Estos datos reflejan que con el apoyo adecuado y una formación profesional, las personas con discapacidad tienen la capacidad de trabajar e incluso formar sus propios negocios. El mercado laboral en España es especialmente difícil a nivel general, no sólo para las personas con discapacidad. Pero es cierto que hay espectros sociales como los jóvenes, mayores de 50 o personas con discapacidad que cuentan con una dificultad añadida: falta de experiencia o prejuicios. Desde la Fundación Juan XXIII Roncalli no sólo trabajamos formando a personas con discapacidad para que sean capaces de trabajar y ganar en calidad de vida e independencia, sino que luchamos a diario para eliminar los prejuicios que hacen que la sociedad piense que una persona con discapacidad no puede ser un individuo autónomo y capaz de trabajar de forma eficiente o incluso llevar su propio negocio con éxito. ¿Qué piensas sobre este tema? ¿Alguna vez te has planteado abrir tu propio negocio?
