¿Qué planes de futuro deben hacer las familias?
Cuando en el núcleo familiar hay una persona con discapacidad intelectual es recomendable tomar una serie de medidas. No se trata sólo de “asegurar” el bienestar de esa persona por si el resto de familiares ya no están, sino que una parte muy importante del proceso es fomentar su autonomía. Tenemos que distinguir entre las personas con capacidades diferentes que pueden hacer una vida normal y ser totalmente independientes, y los que necesitan de apoyo continuo para su rutina diaria. Uno de los mitos que rodean la discapacidad es que mucha gente piensa que este colectivo está formado por personas que necesitan constantemente a alguien que les cuide, cuando la realidad no es así. A continuación vamos a diferenciar las distintas medidas que podemos tomar en función de las necesidades que tenga cada persona: Si es autónomo: Si la persona con discapacidad tiene la autonomía necesaria para cuidar de sí mismo, trabajar y vivir de forma independiente tenemos mucha suerte. Y es que, en este caso, las familias pueden estar tranquilas y no tienen que supervisar de forma tan intensa a su hijo o hermano. Una parte recomendable es ayudar a nuestro familiar a que establezca lazos fuera de la familia. Gracias al apoyo de entidades como Fundación Juan XXIII Roncalli, las personas con discapacidad tienen un grupo de apoyo, asesoramiento y conexión con el entorno laboral. Además, hay un gran número de actividades que se realizan de forma periódica y que ayudan a mejorar el día a día de las personas con discapacidad y mejorar su calidad de vida. Si necesita apoyo: Este es sin duda el caso más complicado con diferencia. Cuando tenemos un familiar que requiere de atención constante las necesidades se multiplican. Normalmente, las forma más sencilla de evitar complicaciones es ahorrar dinero, dejar un colchón de seguridad y un gestor que administre los gastos y necesidades de la persona en cuestión. Pero, ¿qué ocurre cuando la unidad familiar no tiene la capacidad económica suficiente? Según los últimos datos del INE, las familias con un miembro con discapacidad tienen un 40% más de gasto que las familias normales. En este caso, estar en contacto con asociaciones y con entidades sociales es clave para que nos asesoren con tiempo sobre como dejar atados todos los cabos.