El tallo del ajo es un brote tierno que crece solo durante 10 días en la primavera desde el centro de la planta, y se le extrae para que la cabeza del ajo pueda engordar. Es macizo, verde, largo como un fideo y tiene un sabor muy especial, no demasiado picante y 'no repite' después de comerlo como suele suceder con los dientes de ajo crudos. Los'tallos de ajo' no son los clásicos 'ajetes tiernos', son el 'tallo verde' de la planta de ajo. Se estira de él, para que el bulbo se desarrolle más. No es nada fácil de encontrar.
Corta los tallos de ajo en trozos de unos 5 cm de largo. Pon en un plato el huevo, las hierbas provenzales y una pizca de sal. Pon la harina en otro plato y el pan rallado en otra.
Pasa los trozos de ajo primero por la harina, después sumérgelos en la mezcla de huevo y finalmente cúbrelos con el pan rallado. Calienta aceite en una sartén honda y fríe los tallos por tandas, moviéndolos de vez en cuando, hasta que el rebozado esté dorado y crujiente. Sácalos a un plato con papel de cocina absorbente y déjalos reposar 5 minutos antes de servir.