Una de las partes más satisfactorias de nuestro trabajo en la Fundación Juan XXIII Roncalli es cuando al menos una vez al año se organizan viajes o escapadas que, a pesar de tener un marcado carácter de ocio, están diseñados desde un punto de vista psicológico y social para eliminar barreras.
85 trabajadores han disfrutado de un fin de semana a Cullera (Valencia) organizado por la Unidad de Apoyo de nuestro Centro Especial de Empleo (CEE), con la finalidad de mejorar la calidad de vida de los empleados con algún tipo de discapacidad poniéndolos en contacto con la naturaleza, el entorno y ofreciendo la posibilidad de conocer a más personas e interactuar con otros compañeros. Cada vez trabajamos más y no desconectamos durante nuestro tiempo de ocio debido a internet y a los teléfonos inteligentes. ¿Ese es el ritmo de vida que queremos llevar? Se habla del clima laboral pero no tenemos espacio para las relaciones humanas. Por lo tanto, creemos que dedicar una parte del tiempo de cada empresa a realizar actividades de ocio es fundamental para conseguir desarrollar una red comunicativa y de apoyos fuerte entre los trabajadores, más cuando de lo que se habla es de realizar ocio inclusivo. Gracias a este tipo de acciones hace 5 años, Antonio pudo ver por primera vez el mar, por ejemplo. Compañeros de líneas diferentes de negocio se han conocido más allá de ser un nombre y hoy son pareja o grandes amigos que comparten viajes en su tiempo libre. Como es el caso de Caume y Ferriz que no sólo han afianzado su amistad y disfrutan de sus vacaciones juntos sino que han descubierto que nacieron el mismo día junto al responsable de equipo, Bauti. ¿Qué os parecen este tipo de iniciativas? ¿Creéis que sería posible realizar algo así en vuestras entidades? [gallery columns="4" ids="5807,5809,5811,5813,5815,5817,5819,5821,5823,5825,5827,5829,5831,5833,5835,5837"]
