Se estima que más de la mitad de la población mundial vive hoy en día en ciudades y en amplias concentraciones urbanas, una cifra que no deja de ascender a medida que pasan los años. Diferentes analistas y organizaciones especializadas en el estudio de la evolución de la población afirman que en el año 2050 la cifra de personas que vivirán en núcleos urbanos ascenderá hasta los 6.500 millones. O, lo que es lo mismo, dos tercios de la población mundial.
Esta tendencia supone un importante desafío para las grandes urbes en materia de sostenibilidad. No solo compromete nuestro futuro, sino también el de todas las generaciones posteriores.
Ante esta situación, la Organización de las Naciones Unidas identificó una serie de Objetivos de Desarrollo Sostenible, bautizados bajo el acrónimo ODS. Estos actúan como una llamada de atención a todos los países para erradicar la pobreza y proteger el planeta, al mismo tiempo que garantizan la paz y la prosperidad. Actualmente, este programa cuenta con 17 puntos, pero nos centraremos en el punto número 11.
El ODS 11 hace referencia a las Ciudades y Comunidades Sostenibles, uno de los aspectos que más está impactando a la población, haciéndola consciente de que todos debemos ser partícipes a la hora de ofrecer una respuesta sostenible a los desafíos actuales.
Mejorar la seguridad y la sostenibilidad de las ciudades abarca un amplio número de conceptos. Entre ellos, garantizar el acceso a viviendas seguras y asequibles o mejorar el asentamiento de todos aquellos barrios marginales. Pero también se incluye todo lo relacionado con las inversiones en transporte público, la creación de áreas públicas verdes o la mejora de la planificación y gestión urbana, apostando por soluciones cada vez más participativas e inclusivas.
Los cambios que, como sociedad, seamos capaces de llevar a cabo durante el presente tendrán un importante impacto en el futuro. Por ello, una de las metas que se persigue mediante el ODS 11 es aumentar la urbanización inclusiva y sostenible de cara al año 2030. Al mismo tiempo, en este mismo periodo se debe conseguir reducir el impacto ambiental negativo en las ciudades, realizando una gestión mucho más eficiente tanto de los residuos como de los diferentes desechos municipales.
Otra de las propuestas consiste en proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, con especial atención a las mujeres, los niños y las personas con discapacidad.
Desde FUNDACIÓN JUAN XXIII entendemos que las empresas son agentes fundamentales en el cambio social, y que ser una empresa sostenible ha de convertirse en un objetivo. Aunque ello no pueda conseguirse de la noche a la mañana, hay algunas soluciones sostenibles que pueden acelerar el camino y reducir el impacto de la contaminación en las ciudades.
¿Cómo puede hacerse? Transformando los complejos empresariales con soluciones verdes y sostenibles, como huertos urbanos, cubiertas verdes o jardines verticales, que ayuden a contrarrestar el impacto ambiental pero que también logren implicar a los trabajadores en un proyecto que no solo mejora la calidad del aire, sino que también fomenta la convivencia, afianza la cultura organizacional y mejora los lazos del equipo.
Nuestros proyectos contribuyen a mejorar los niveles de clasificación de la certificación Leed, Breeam Well, Great Place to Work. Además, permiten aprovechar zonas en desuso o dar proyección al edificio con una transformación que no pasará desapercibida.
Como valor añadido, nuestras soluciones verdes no son solo sostenibles, sino que también son inclusivas, dado que nuestra plantilla de profesionales cuenta con un ratio de discapacidad del 86%. Por medio de nuestra actividad, impulsamos el empleo estable y de calidad para las personas que cuentan con discapacidad intelectual o de otro tipo.
Si tu empresa busca cumplir con el ODS 11 y fomentar los valores de la ecología, la inclusión, el respeto a la naturaleza y el aprendizaje, déjate aconsejar por nuestro equipo multidisciplinar para que encuentre la solución sostenible que mejor encaja con tu empresa.