Convivencia familiar Ocio y Respiro: apoyo integral para familias cuidadoras

| por Fundación Juan XXIII

La convivencia familiar se puede definir como la calidad de las relaciones que se establecen dentro de una familia. Así, una convivencia familiar bien ajustada implica que  valores como respeto mutuo, comunicación o cooperación están activos y bien regulados, de modo que todos los miembros de la familia se sienten valorados.

La convivencia familiar es un reto para cualquier familia, pero en las familias cuidadoras pueden activarse matices más complejos. En pocas palabras, se trata de fomentar interacciones y roles que permitan satisfacer tanto las necesidades de la persona que requiere de cuidados, como las del resto de los miembros. 

En este sentido, desde FUNDACIÓN JUAN XXIII y nuestro objetivo del fomento de la Convivencia Familiar y Social, vamos a mencionar algunas de las claves para lograr esta convivencia y permitir a todas las familias que alcancen su máximo potencial.

 

¿Qué pasos dar para lograr y mejorar la convivencia familiar?



  • Desarrollo de una comunicación abierta y efectiva en cuanto a sentimientos, inquietudes y necesidades. Los miembros de la familia deben poder hablar de los roles que adoptan y los retos a los que se enfrentan sabiendo que sus opiniones son escuchadas, y que la expresión de estas necesidades es el primer paso para encontrar soluciones. 

  • Una distribución equitativa de responsabilidades, que tenga en cuenta las capacidades y disponibilidad de cada miembro de la familia.

  • Tener en cuenta el apoyo emocional y bienestar del cuidador, que puede enfrentarse a situaciones de estrés, agotamiento, y desgaste mental y físico. Se deben poner en valor los momentos de descanso y autocuidado, de modo que los cuidadores puedan mantener un equilibrio entre las necesidades de las personas que requieren cuidados y el bienestar del resto de miembros de la familia.

  • Fomentar el papel activo de la persona que requiere de cuidados a la hora de tomar decisiones, siempre que sea posible y en vistas a mejorar su autonomía y autoestima dentro de la convivencia familiar.

Como vemos, la convivencia familiar en este contexto presenta necesidades específicas y un amplio abanico de frentes a los que no se debe desatender. 

Una situación que, de quedar descuidada, puede llevar a cambios en las dinámicas y desajustes en la que los involucrados queden sobrepasados, o tengan dificultades para gestionar. 

Es precisamente por este motivo por el que aparece con fuerza la necesidad de buscar apoyo profesional y comunitario, que a menudo resultan fundamentales para aliviar posibles desajustes y, en general, mejorar la calidad de vida de todos los miembros de la familia. 

Son las llamadas redes de apoyo, recursos disponibles para mejorar la convivencia familiar atendiendo a todos los aspectos que acabamos de mencionar, y que permiten a las familias obtener orientación y sentir que no están solos en su situación.

Desde FUNDACIÓN JUAN XXIII, ayudamos a las familias cuidadoras de personas con discapacidad intelectual a través de nuestra iniciativa Convivencia Familiar y Social. 

 

A través de esta iniciativa, buscamos favorecer la conciliación de la vida familiar, laboral y social, gracias a una serie de actividades y apoyos dirigidos al familiar con discapacidad para el desarrollo de sus capacidades. 

 

Pero vamos más allá: hemos desarrollado el programa de Ocio y tiempo libre para  proporcionar a las personas con discapacidad y sus familias actividades de ocio normalizadas, gratificantes y de calidad, que fomentan una mayor autonomía a la par que tratan de evitar el aislamiento que puede instalarse en las familias cuidadoras.

 

En este contexto destaca igualmente nuestra iniciativa Respiro familiar, un proyecto orientado al ocio en vistas a fomentar la convivencia familiar gracias a dar “un respiro” a todos los miembros del núcleo familiar. Para ello, proponemos diversas iniciativas y actuaciones:

 

  • Actividades de tardes, sábados y domingos (club de ocio y deporte)

  • Respiro fin de semana (estancias cortas)

  • Vacaciones anuales ( 5 días)

  • Apoyos puntuales en el domicilio o fuera de él o por situaciones de emergencia

  • Actividades educativas y formativas (talleres de música, arte terapia o manualidades, taller expresión creativa, danza terapia)

 

Todo ello con la vocación de acompañar a las familias de personas con discapacidad y fomentar la convivencia familiar. Reconocemos de este modo que atender las necesidades de todos los miembros de la familia es la mejor estrategia para hacer que las familias se conviertan en un núcleo unido desde el que cada integrante pueda desarrollar todo su potencial.

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