¿Qué son y cómo funcionan las aulas estables?
Las aulas estables son un recurso educativo inclusivo para alumnos con diferentes discapacidades o trastornos generalizados del desarrollo, que cursan la modalidad de Educación Especial. Su principal característica es que ofrecen apoyos específicos que dan respuesta a las necesidades individuales de cada alumno, pero lo hacen dentro de un entorno normalizado, es decir, en centros educativos ordinarios.
Las aulas estables están destinadas a alumnos con necesidades educativas especiales que no pueden compartir el currículum ordinario con sus compañeros del centro, pero sí pueden compartir espacios (patio, comedores, gimnasio…), vivencias, juegos, amistad y actividades. Resulta una experiencia enriquecedora para ambas partes, ya que todos aprenden a convivir y a relacionarse como iguales.
¿Cómo funcionan las aulas estables?
Las aulas estables están integradas permanentemente dentro de un centro ordinario, compartiendo con él espacios comunes, jornada escolar y otras actividades. Son el resultado de la colaboración entre un Centro de Educación Especial, que desarrolla el trabajo más individualizado, y el centro ordinario, que se ocupa de la dimensión de la interacción social y de otros objetivos curriculares en entornos más normalizados.
Las aulas estables acogen a un número muy reducido de alumnos, lo que permite una atención más personalizada y una mejor adaptación del ambiente de aprendizaje a las necesidades de cada uno de los estudiantes.
Además, cuentan con profesionales especializados en el trabajo con alumnos que presentan necesidades educativas especiales. Por lo general, los profesionales que guían el proyecto en el día a día son maestros de Educación Especial y auxiliares técnicos educativos, pero cuentan también con la ayuda de otros profesionales como psicólogos, pedagogos, logopedas, fisioterapeutas o terapeutas ocupacionales, que trabajan de manera coordinada para lograr una atención integral de los alumnos.
Para hablar de inclusión de alumnos con discapacidad o trastornos generalizados del desarrollo en escuelas ordinarias no basta con su presencia. También implica que todo el alumnado aprenda y progrese al máximo de sus capacidades y que tenga un sentimiento de participación plena en la vida escolar, sin situaciones que puedan dañar su autoestima o marginarlos. Por eso, la educación inclusiva tiene también lugar fuera del aula, en las diferentes áreas del centro: comedor, patio, actividades extraescolares…
Por otro lado, el centro ordinario debe realizar una serie de adaptaciones físicas del entorno para garantizar la accesibilidad cognitiva de los espacios, pero también de adaptaciones sociales, como la mediación social de los alumnos, planificación de actividades conjuntas, actividades de sensibilización sobre las necesidades de los alumnos de las aulas estables o formación del profesorado y otros empleados del entorno educativo.
Ventajas de las aulas estables
La educación inclusiva es un derecho de las personas con discapacidad, tal y como señala la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (2006). Puede definirse como un modelo educativo que da respuesta a las necesidades de aprendizaje de todo el alumnado, sin excluir a nadie.
Las aulas estables permiten ofrecer esta educación en un entorno escolar que facilita el máximo de socialización y en un medio lo menos restrictivo posible.
Y es que un centro ordinario ofrece múltiples posibilidades de intercambios e interacciones sociales, lo que a su vez permite:
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Facilitar amistades con alumnos de edad similar, beneficiándose de modelos normalizados de conducta, comunicación y relación social.
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Potencial el desarrollo social de alumnos y alumnas con necesidades educativas específicas.
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Para el resto del alumnado, familias y profesorado, es una oportunidad para potenciar los valores de cooperación, compañerismo, empatía y puesta en valor de la diversidad.
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Genera oportunidades para el dominio de actividades a través de la práctica y enseñanza a otros.
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Ayuda a crear una sociedad más inclusiva.
Actualmente, el Colegio JUAN XXIII-Buenafuente cuenta con cuatro aulas estables en centros ordinarios: Nuestra Señora del Buen Consejo, Divina Pastora y Nuestra Señora del Pilar y Menesiano. A través de nuestro Colegio de Educación Especial y nuestras aulas estables, nuestros alumnos pueden recibir los apoyos que necesitan en un entorno de aprendizaje inclusivo.