Transición a la vida adulta para jóvenes con discapacidad: ¿cómo funciona?

La transición a la vida adulta es un momento decisivo en la vida de todas las personas, pero juega un papel especialmente importante para que los jóvenes con discapacidad consigan una vida independiente. A fin de cuentas, se trata de una etapa en la que se presentan desafíos, oportunidades y riesgos, y que va a tener mucha influencia en lo que vaya a ocurrir en los años venideros.
El tránsito desde la etapa escolar a la vida adulta conlleva numerosos cambios: el desarrollo de la independencia, la exploración de los intereses y capacidades, la decisión entre seguir los estudios o buscar un primer empleo, etc.
En este sentido, la transición a la vida adulta es uno de los procesos vitales más complejos a los que se expone cualquier joven, y que tendrá un peso muy importante en su futuro.
En el caso de los jóvenes con discapacidad, especialmente aquellos con discapacidad intelectual, el Programa de Transición a la Vida Adulta (PTVA) busca ayudar en este proceso. Te contamos cómo.
¿Qué es un Programa de Transición a la Vida Adulta?
Los Programas de Tránsito a la Vida Adulta (PTVA) son iniciativas sociales dirigidas principalmente a jóvenes con discapacidad y que tienen como objetivo prepararlos para una vida adulta lo más independiente posible.
Para ello, estos programas dan cabida a recursos a diversos niveles (vida independiente, formación, empleo, participación en la sociedad…) y trabajan algunos de las siguientes aspectos:
-
Planificación individualizada. La orientación individualizada es un elemento clave para mejorar la motivación hacia el aprendizaje de los jóvenes y su participación en la toma de decisiones sobre su propia vida. Los orientadores deben ayudar en este proceso, teniendo en cuenta las capacidades, intereses y valores de los orientados, examinando su historia personal, y aportando también alternativas de trabajo o formación que el propio joven no había valorado.
-
Autodeterminación. Es fundamental que el joven se implique en el proceso ya que, al fin y al cabo, el objetivo es trazar su propio plan de vida. Por eso, debe establecerse un diálogo a partir del cual sea consciente de sus fortalezas y capacidades, de sus intereses y motivaciones, pero también de sus debilidades o limitaciones. De este modo, puede establecerse un objetivo realista y poner en marcha un plan para alcanzarlo.
-
Formación para el empleo. Es importante que las personas tengan experiencias prácticas relacionadas con el ambiente laboral, así como practicar las entrevistas de trabajo, las habilidades de autopresentación o la realización de un curriculum vitae.
-
Formación para la vida independiente. No hay que dejar de lado el aprendizaje de habilidades sociales y para la planificación, autonomía personal, bienestar o autocuidado.
El rol de la transición a la vida adulta para lograr una vida independiente
En definitiva, las iniciativas de transición a la vida adulta buscan ofrecer apoyos y un entorno adecuado desde las últimas etapas de la educación obligatoria, para que cada joven pueda avanzar en la construcción de su proyecto de vida.
El objetivo es alcanzar el máximo nivel de vida independiente, en función de las necesidades y capacidades de cada persona.
Para la OCDE, el proceso debe culminar en la obtención de un empleo y/o una actividad digna y en una autonomía personal, independencia y acceso al rango de adulto. Debe además conducir al desarrollo de relaciones sociales y a la participación en la vida de la colectividad y en actividades de tiempo libre. Por último, debe permitir al joven redefinir su papel en el seno de la familia.
El Programa de Transición a la Vida Adulta de FUNDACIÓN JUAN XXIII
Desde FUNDACIÓN JUAN XXIII nuestro Programa de Transición a la Vida Adulta supone una respuesta educativa que se basa en la organización, desarrollo y puesta en práctica de contenidos formativos para la incorporación al mundo laboral de personas con discapacidad psíquica, en tres ámbitos de experiencia:
-
Autonomía Personal en la Vida Diaria
-
Integración Social y Comunitaria
-
Orientación y Formación Laboral
En esta propuesta educativa y formativa de PTVA, también hay espacio para desarrollar talleres vivenciales a través de los cuales pretendemos descubrir con nuestros alumnos un proceso de enriquecimiento personal, social y laboral: talleres de habilidades sociales, educación en valores, de medio ambiente, de teatro, de audiovisuales, de bienestar y cuidado de uno mismo…
El objetivo es que los jóvenes con discapacidad cuenten con los apoyos necesarios y el ambiente propicio para poder continuar su camino hacia la vida adulta.
Sentamos así las bases para que las personas con discapacidad logren una transición a la vida adulta exitosa.
Más preguntas
La transición a la vida adulta es un proceso mediante el cual una persona pasa de depender de su familia a aprender a vivir una vida independiente. En este proceso, la persona desarrolla su autonomía de modo que le permita tomar decisiones en su vida personal, social, laboral y económica.
Así, la transición a la vida adulta puede entenderse como una etapa puente entre la escuela y la vida adulta, donde se trabajan habilidades prácticas para la inclusión laboral, social y personal. En el caso de las personas con discapacidad, este proceso requiere apoyos específicos para garantizar una inclusión real en la sociedad.
El proceso de transición a la vida adulta puede entenderse como una serie de etapas planificadas y coordinadas entre sí con un objetivo: apoyar a las personas en el proceso que implica pasar de la adolescencia a una vida independiente como adultos autónomos y que participan en la sociedad.
Se trata de un proceso complejo y que, como hemos descrito más arriba en este artículo, requiere de una serie de apoyos multidisciplinares: desde educación a iniciativas de empleo, vida independiente y relaciones personales, entre otras.
Hay una variedad de actores que pueden desempeñar los programas de transición a la vida adulta, incluyendo los Centros de Educación Especial, que pueden ser públicos o privados.
Igualmente, desde FUNDACIÓN JUAN XXIII ofrecemos nuestro Programa de Transición a la Vida Adulta en el que combinamos nuestra experiencia y capacidades en formación para el empleo con nuestras iniciativas de acompañamiento para el bienestar y la vida independiente, tal y como hemos descrito más arriba.