¿Qué es el movimiento de vida independiente?
El Movimiento de Vida Independiente, también conocido como MVI o ILM, por sus siglas en inglés, es un movimiento social nacido en Estados Unidos entre las décadas de los 60 y 70. Surgió de las propias personas con discapacidad, quienes se movilizaron por su derecho a disfrutar de una vida en sociedad, al igual que el resto de personas.
En aquel entonces, era habitual que las personas con discapacidad estuvieran recluidas en hospitales, instituciones o dentro de sus hogares. El objetivo del Movimiento de Vida Independiente era combatir esta segregación para que las personas con discapacidad pudieran participar en la sociedad de forma plena, luchando también contra las ideas preconcebidas de que las personas con discapacidad no pueden cuidarse a sí mismas, tomar sus propias decisiones o tener un trabajo.
El Movimiento de Vida Independiente busca así fomentar la autonomía personal en las personas con discapacidad e incide también en la importancia de evitar la sobreprotección.
Principios del Movimiento de Vida Independiente
Uno de los principios del Movimiento de Vida Independiente es que la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad debe hacerse desde la óptica de los derechos humanos, y no desde la caridad. Así, las personas con discapacidad tienen derecho a:
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Vivir en comunidad.
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Tener las mismas opciones que el resto de la sociedad en cuanto a acceso a vivienda, trabajo, ocio, transporte, etc.
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Participar en la vida social, económica y política.
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Trazar su propio plan de vida.
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Derecho a asumir riesgos y responsabilidad sobre su propia vida y acciones.
En definitiva, las personas con discapacidad tienen derecho a la participación plena en la sociedad, aunque para ello necesiten de apoyos personales o de normativas que hagan los espacios más accesibles.
El Movimiento de Vida Independiente también recoge en su filosofía que el contexto social es fundamental para determinar la discapacidad de una persona, algo que también reconoce la OMS (Organización Mundial de la Salud) en su definición de discapacidad.
Breve historia del Movimiento de Vida Independiente
En Estados Unidos, el Movimiento de Vida Independiente surgió desde las organizaciones civiles, las universidades y las asociaciones de veteranos de guerra. La universidad de Berkeley jugó un papel importante en este movimiento gracias al activista Ed Roberts, quien tuvo que luchar contra la administración para poder graduarse y, poco después, consiguió convertirse en uno de los primeros estudiantes universitarios en Estados Unidos con una discapacidad física severa.
Para seguir con su trabajo de defensa de la vida independiente de las personas en situación de discapacidad, ayudó a la creación del Centro de Berkeley para la Vida Independiente, además de apoyar más de 400 centros de vida independiente en Estados Unidos.
En 1983, junto a la abogada Judith Heumann, fundó el World Institute on Disability (WID), que hoy en día sigue trabajando por los derechos de las personas con discapacidad.
En las décadas de los 80 y los 90, el movimiento se expandió por Europa. En 1989 surgió la Red Europea de Vida Independiente (ENIL), que aglutina las iniciativas de vida independiente de los países europeos.
A partir de entonces, los centros u oficinas de vida independiente se han ido expandiendo por todos los países. Actualmente en España existen cuatro Oficinas de Vida Independiente (OVI), en Barcelona, Galicia, Andalucía y Madrid.
Conoce la Oficina de Vida Independiente de Madrid
Desde FUNDACIÓN JUAN XXIII gestionamos el servicio de vida independiente del Ayuntamiento de Madrid.
Nos encargamos de buscar apoyos a personas con discapacidad intelectual para que puedan llevar una vida independiente. Para ello, se ofrecen recursos y se enseñan habilidades y capacidades, proporcionando también orientación y apoyos personalizados.
Un equipo apoya a los participantes en la toma de decisiones sobre cómo quieren que sea su vida y planifican los apoyos que necesitan para cubrir sus objetivos.
Una bolsa de asistentes personales ayuda a los usuarios de este servicio en la realización de trámites administrativos, en tareas de la vida diaria, desplazamientos a recursos, actividades en el entorno comunitario o, en definitiva, las necesidades o demandas que tenga cada persona. De este modo, las personas con discapacidad pueden tomar sus propias decisiones y vivir su propia vida, con apoyos pero de la manera que desean.