¿Cómo es una jornada en un Centro de Día para personas con discapacidad intelectual?

| por Fundación Juan XXIII

Los Centros de Día son espacios fundamentales para mejorar la vida y la inclusión de adultos con discapacidad intelectual y necesidades significativas de apoyo. Su misión principal es fomentar la autonomía y el desarrollo de habilidades en un entorno seguro y organizado.

Aquí, las personas con discapacidad participan durante el día en actividades adaptadas a sus necesidades, interactúan con otros miembros y con la comunidad y se mantienen activos para prevenir situaciones de deterioro. Además, estos centros buscan apoyar a las familias, involucrando a los familiares, con los que vuelven tras finalizar la jornada, para que los usuarios puedan cumplir sus objetivos. 

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Con un equipo diverso de profesionales, como educadores, cuidadores, psicólogos, trabajadores sociales, fisioterapeutas, técnicos de estimulación sensorial y personal de enfermería y medicina, los Centros de Día ofrecen atención especializada con un enfoque que aborda las necesidades desde diversas disciplinas. ¿Quieres saber qué se hace durante una jornada en un Centro de Día?

 

Cómo es un día en un Centro de Día

 

Como puedes averiguar por su nombre, estos centros brindan atención diurna, de modo que los usuarios asisten por las mañanas y regresan a sus hogares por las tardes.

Las puertas del Centro de Día de FUNDACIÓN JUAN XXIII se abren a las 9:00 de la mañana, para ir recibiendo a los usuarios que llegan en el autobús de ruta y a los que vienen en transporte privado.

A las 9:30 comienzan las actividades, que pueden tener lugar dentro de aulas, fuera, en talleres con compañeros de otras clases o realizando actividades en recursos comunitarios (instalaciones deportivas municipales, parques…), para reforzar así su inclusión en la sociedad y la participación en experiencias significativas.

Una jornada en un Centro de Día nunca será igual a la siguiente. De la misma manera, dos usuarios en un Centro de Día tampoco tendrán la misma jornada. Y es que la atención personalizada es uno de los pilares de estos centros, que cuentan con metas específicas de intervención y actividades a desarrollar para cada usuario, de acuerdo a un Programa Individual de Atención (PIA), elaborado por el equipo multidisciplinar del Centro, la familia y el propio usuario.

De este modo, teniendo en cuenta las habilidades que se deben trabajar para cumplir los objetivos y las necesidades e intereses de cada persona, se establece un itinerario personalizado, incorporando diferentes actividades. 

Algunas de las actividades que pueden darse son fisioterapia, atención psicológica, talleres de canoterapia, relajación, actividades de convivencia, manualidades, prevención de abuso, musicoterapia o actividades deportivas y de ocio.

El Centro de Día también cuenta con un piso formativo, donde los usuarios pueden poner en práctica sus aprendizajes para desenvolverse con autonomía en la vida diaria, y una sala Snoezelen que contiene diversos elementos que permiten estimular los sentidos: una cama de agua, a través de la cual se trabaja el sistema vestibular y propioceptivo, una distintos elementos sonoros para trabajar el sistema auditivo, fibra óptica, que les da información visual y táctil, etc.

Sean cuales sean las actividades llevadas a cabo para cumplir con el PIA, a las 12:30 llega la hora de comer. 

Después, los usuarios disponen de un tiempo para aseo, lavado de dientes y para disfrutar de las zonas comunes, hasta las 15:00, hora en la que comienza de nuevo la actividad en las clases u otras actividades del día. 

A partir de las 16:30 y hasta las 17:00, van abandonando el centro para regresar de nuevo a sus hogares, donde seguirán poniendo en práctica lo aprendido.

 

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