En los últimos años, se ha trabajado mucho para mejorar la vida de personas con discapacidad intelectual o trastornos del neurodesarrollo. Este esfuerzo se ha centrado en incrementar su autonomía personal y potenciar el desarrollo de capacidades. Sin embargo, en medio de estos avances, a veces se descuida un componente esencial: el bienestar emocional. Este aspecto, aunque a menudo pasado por alto, desempeña un papel fundamental en la calidad de vida y la salud general de las personas.
Afortunadamente, cada vez hay más conciencia de que la salud no solo se valora por aspectos objetivos, sino también por aspectos subjetivos, como el bienestar emocional y otros aspectos psicosociales (adaptación mental y social de la persona en el ambiente cultural, social, laboral...).
Entender la salud de manera integral implica considerar tanto los aspectos tangibles y medibles como aquellos que tienen que ver con las experiencias emocionales y sociales de cada individuo. Por eso, mejorar el bienestar emocional de personas con discapacidad o trastornos del neurodesarrollo debe ser una prioridad.
¿Qué es el bienestar emocional y por qué es tan importante?
Cuando hablamos de bienestar emocional nos referimos al estado de ánimo en el cual una persona tiene autoestima y se autovalora, es decir, está conforme y satisfecha consigo misma, y es capaz de controlar sus emociones y hacer frente a las presiones del día a día.
Al igual que cualquier otra persona, las personas con discapacidad intelectual o trastornos del neurodesarrollo pueden experimentar dificultades para valorarse y sufrir cambios en su comportamiento o estado de ánimo. Estos problemas no solo afectan a su bienestar emocional, sino que también complican el objetivo de alcanzar una vida plena, satisfactoria y con oportunidades de autorrealización.
A esto se suma el hecho de que muchas de estas personas encuentran barreras para acceder a recursos de salud mental, especialmente aquellas que tienen dificultades de comunicación. Además, algunas personas con discapacidad intelectual o trastornos del desarrollo pueden tener dificultades para adaptarse a emociones muy intensas, para comprender o reconocer las emociones de los demás o para reconocer y percibir sus propias emociones.
Los recursos especializados, como los centros de salud psicosocial para personas en riesgo de vulnerabilidad psicosocial, ofrecen conocimiento especializado para velar por su bienestar emocional.
Recursos para mejorar el bienestar emocional
Todos los recursos que mejoran la inclusión mejoran el bienestar emocional, ya que para las personas es fundamental sentirse conectadas con su entorno familiar, social y laboral. De este modo, recursos como las Oficinas de Vida Independiente, los Servicios de Información y Orientación, los servicios para promover la autonomía y la salud (logopedia, psicología, terapia ocupacional, fisioterapia…) o los servicios de formación y empleo pueden mejorar el bienestar emocional y la calidad de vidad de las personas.
En FUNDACIÓN JUAN XXIII contamos con un centro integral para todas las edades que ofrece tratamientos y terapias para atender y fomentar el bienestar en el ámbito de la salud mental, discapacidad y trastornos del neurodesarrollo.
Desde nuestro Centro de Salud Psicosocial, nos enfocamos en:
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Aprender a gestionar emociones, pensamientos y comportamientos, ayudando a identificar situaciones de malestar.
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Fomentar el autoconocimiento, permitiendo a las personas conocerse a sí mismas y comprender mejor a los demás.
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Facilitar el desarrollo personal mediante técnicas y tecnologías avanzadas.
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Desarrollar habilidades para gestionar conflictos internos y externos, promoviendo competencias emocionales esenciales para la vida.
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Generar vínculos que fortalezcan la autoestima, estableciendo metas y resolviendo problemas, así como planificando actividades positivas para generar emociones positivas y crear un sentido de pertenencia.
