Las empresas ya no solo están comprometidas con los accionistas, sino también con la sociedad. De aquí que la RSC sea un elemento imprescindible para muchas compañías y que, para algunas, incluso se trate de un factor diferencial frente a la competencia.
La RSC implica, por supuesto, el cumplimiento obligado de las legislaciones (regionales, nacionales e internacionales) dentro del ámbito social, medioambiental, laboral y de Derechos Humanos. Además, amplía este compromiso acogiendo otro tipo de actuaciones voluntarias que busquen promover un cambio positivo en la sociedad (a nivel global o en la comunidad en la que opera la empresa) o mejorar la calidad de vida de sus empleados.
Como decimos, la RSC debe ser transversal. Esto significa que sus principios y objetivos deben estar presentes en todos los departamentos y en todas las acciones que desarrolle la empresa. También, por supuesto, en los eventos de empresa.
De hecho, los eventos de empresa pueden ser la ocasión perfecta para poner en práctica las políticas de RSC y hacerlas visibles frente a socios comerciales o potenciales clientes, o para implicar más a los trabajadores en la consecución de los objetivos RSC.
Por medio de la organización de eventos y de actividades que definan cuál es el ethos o comportamiento del negocio, se crea un valor añadido que tendrá un doble retorno. Por un lado, el incremento del sentimiento de pertinencia de los empleados, que mostrarán un mayor compromiso con la compañía porque estarán orgullosos de las acciones. Por otro lado, la creación de vínculos afectivos con los clientes: las políticas de RSC contribuyen a construir una imagen de empresa positiva y pueden ser un factor importante en la decisión de compra.
En FUNDACIÓN JUAN XXIII somos especialistas en el desarrollo de programas RSC. Ofrecemos asesoramiento personalizado para una gestión responsable y ayudamos a consolidar las políticas de RSC para que se conviertan en un pilar esencial en la estrategia de la empresa.
Nuestro objetivo es que las empresas sean capaces de crear una cultura empresarial positiva y fomentar un buen clima laboral mediante la transmisión de valores, como la inclusión de las personas con discapacidad o la ecología. Podemos hacerlo mediante campañas de sensibilización y concienciación, programas de voluntariado corporativo con la participación de personas con discapacidad (en este momento, adaptadas al formato online por la situación provocada por la COVID-19), iniciativas de conciliación o mediante la organización de eventos de empresa responsables e inclusivos.
De este modo, se consigue un evento diferente, con personalidad, y alineado con las políticas y objetivos RSC de la empresa.
Además de todo lo necesario para el evento de empresa (catering, camareros, presentador, música, invitaciones…) se obtienen tres ventajas añadidas: la mejora de la imagen empresarial, el cumplimiento de la empresa con la sociedad y la posibilidad de cumplir de este modo con la Ley General de Discapacidad.