La visión y comprensión alrededor del desarrollo infantil ha evolucionado a lo largo del tiempo. En el pasado, se enfatizaban aspectos como el desarrollo físico y cognitivo. Hoy en día, a estos aspectos se le unen dimensiones socioemocionales y del contexto de los niños, otorgando una visión más holística y completa.
Así, las técnicas y enfoques actuales reconocen la interconexión entre los aspectos físico, cognitivo, lingüístico, socioemocional y contextual, proponiendo nuevos enfoques. En última instancia, esta nueva visión es capaz de proporcionar un apoyo más completo al niño/a para su desarrollo.
En lo que respecta a la valoración temprana, las técnicas actuales tienen un enfoque interdisciplinario que va de la mano a esta comprensión más profunda sobre qué es el desarrollo infantil y cómo puede potenciarse.
Dentro de este enfoque integral, la valoración temprana juega un papel crucial, pues permite abordar cualquier posible reto en el desarrollo desde las primeras etapas. A esta valoración sigue así la posible intervención proactiva y apoyo al desarrollo a través de herramientas como los Centros de Atención Temprana. El objetivo: garantizar que todos los niños puedan alcanzar su máximo potencial y disfrutar de una vida plena.
Te contamos más sobre la valoración temprana del desarrollo infantil, su importancia y cómo la valoramos desde el Centro de Salud Psicosocial de FUNDACIÓN JUAN XXIII.
Valoración temprana del desarrollo infantil: cuándo es conveniente
La valoración temprana del desarrollo infantil se orienta a detectar cualquier posible retraso o problema en el desarrollo de un niño lo antes posible.
Para saber la importancia de valorar el desarrollo de nuestros hijos, debemos saber primero qué es el neurodesarrollo, además de conocer las etapas o hitos que deben de seguir en su desarrollo.
Así, el neurodesarrollo es un proceso que se inicia durante el embarazo y en él influyen múltiples aspectos biológicos, contextuales y temperamentales. Durante este proceso, el
cerebro del niño se desarrolla y, a través de un proceso lleno de cambios, permite que adquiera diferentes habilidades en las distintas áreas del desarrollo (área motora, cognitiva, área socioemocional y área de la comunicación).
A su vez, este proceso se hace visible cuando nuestros niños experimentan sus primeras interacciones con el mundo, ya sea dando sus primeros pasos, comunicando lo que necesitan (mediante gestos o palabras) o relacionándose con otras personas en distintos contextos o situaciones.
¿Qué son los hitos o etapas del desarrollo infantil y cuándo sé si hay algún problema?
Los hitos del desarrollo infantil son comportamientos y destrezas observadas en los más pequeños a medida que crecen y se desarrollan.
Existen ciertos indicadores del desarrollo propios de cada edad, aunque siempre hay que tener en cuenta que cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo, así como cada familia tiene su propio estilo de crianza.
Aunque los hitos son orientativos en cuanto a la edad de nuestro niño, no alcanzar ciertos logros en cada una de las etapas del desarrollo o que las habilidades se desarrollen a un ritmo diferente, puede ser una señal para prestar especial atención.
En este contexto, las señales más comunes que indican que una valoración temprana puede ser valiosa incluyen:
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No sostener la cabeza a los 3 meses
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No sentarse sin ayuda a los 6 meses
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No estar de pie con ayuda a los 8 meses
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No gatear con 9 meses
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Si el niño no mira a los ojos de los cuidadores
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Falta de reacción a las voces a los 3 meses
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Retraso en el habla (no balbucear a los 6 meses)
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Presentar un patrón de conducta repetitivo.
El avance en esta disciplina ha permitido que se aplique a diversos momentos dentro del desarrollo infantil:
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Antes del nacimiento, algunas pruebas prenatales se orientan a detectar posibles condiciones que podrían afectar el desarrollo del niño.
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Como recién nacidos, se realiza una evaluación que puede incluir pruebas de detección de enfermedades genéticas o problemas de salud.
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En la infancia temprana, es posible realizar evaluaciones regulares del desarrollo en las visitas pediátricas rutinarias. Se observan aquí aspectos variados, incluyendo el desarrollo motor, cognitivo, del lenguaje y socioemocional del niño.
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La valoración temprana del desarrollo infantil se activa también si se observan signos de retraso en el desarrollo o problemas de comportamiento. Se incluyen aquí signos diversos:
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Falta de hitos de desarrollo como sostener la cabeza, rodar, sentarse, caminar…
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Dificultades para comunicarse en sus diferentes etapas, empezando por balbucear, siguiendo por la incorporación de palabras sencillas o la capacidad de seguir instrucciones
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Problemas de comportamiento (agresividad extrema, comportamiento excesivamente impulsivo o hiperactivo…)
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Dificultades de aprendizaje en habilidades básicas com leer, escribir o cálculos matemáticos sencillos
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Retrasos en el desarrollo socioemocional en la relación con otros niños, la expresión y la regulación de emociones
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Potenciales regresiones, es decir, si se pierden habilidades que ya se habían adquirido
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Algunos factores de riesgo conocidos (como prematuridad, diabetes gestacional, bajo peso al nacer, exposición a toxinas ambientales, o antecedentes familiares de trastornos del desarrollo) pueden indicar que es conveniente una valoración temprana del desarrollo infantil. Un estrés o sobrecarga familiar en el momento del embarazo o primeros meses de vida también puede ser indicativo de que procede una valoración temprana del desarrollo infantil
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Los cambios significativos en el entorno del niño son también momentos oportunos para realizar esta evaluación (por ejemplo, al comenzar la guardería o al tener lugar un cambio de cuidador)
Razones para poner en marcha la valoración temprana del desarrollo infantil
La valoración temprana del desarrollo infantil es particularmente importante ya que es en las edades más tempranas cuando la plasticidad del cerebro es mayor, y cuando suceden acontecimientos fundamentales relativos a:
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Control postural
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Autonomía de desplazamiento
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Comunicación y lenguaje verbal
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Interacción social
Por ello, es crucial para detectar cualquier posible retraso lo antes posible y, además, poner en marcha recursos de intervención temprana, con lo que se mejoran las perspectivas de éxito.
En otras palabras, intervenir pronto sobre los signos de alarma anteriormente explicados, marca la diferencia en cuanto a su evolución dada la neuroplasticidad en la primera infancia. Además, permite poner en marcha la intervención temprana con los apoyos necesarios, las estrategias y las terapias necesarias para fomentar y desarrollar las habilidades.
Así, se sientan los cimientos para minimizar el impacto de cualquier posible retraso en el futuro del niño/a. Por ejemplo, se previene así la aparición de problemas secundarios que podrían desarrollarse de no ser abordado el primer problema, incluyendo posibles dificultades de aprendizaje o problemas emocionales o sociales.
En este sentido, la valoración temprana es un primer paso para maximizar el potencial de desarrollo del niño/a y, en última instancia, promover su bienestar presente y futuro.
Pero esto no es todo ,pues atender el desarrollo infantil es también una herramienta para padres y cuidadores. Así, a través de la ayuda de profesionales en desarrollo infantil, estos acceden a información y recursos, comprendiendo mejor las necesidades de su hijo/a.
La valoración del desarrollo infantil, paso a paso
La continuación dejamos dejamos toda la información necesaria para solicitar una valoración y así descartar alguna preocupación que tengamos sobre nuestro peque o incluso comenzar a intervenir a raíz de la valoración.
¿En qué consiste la valoración del desarrollo infantil exactamente?
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Recogida de información e historia clínica desde el embarazo y nacimiento hasta los 6 años.
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Valorar si se están alcanzando los hitos del desarrollo en las diferentes áreas: en el juego, la comunicación y el lenguaje, a nivel psicomotor, perceptivo, sensorial, a nivel relacional, emocional y conductual.
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Detección de posibles señales de alarma indicativas de posibles dificultades en el desarrollo, en una o varias áreas anteriormente citadas.
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La familia es el principal informante sobre el funcionamiento del niño/a en las diferentes áreas en su día a día. También pueden participar el resto de sus personas de referencia: abuelos, profesores, cuidadores, …
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El desarrollo es un proceso continuo en constante cambio, por lo que una observación exhaustiva puede favorecer la detección temprana de posibles dificultades en una o varias áreas del desarrollo.
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El fin último de la valoración es posibilitar una intervención específica en las áreas de mayor interés, con el fin de lograr el máximo potencial de desarrollo de cada niño.
La valoración, paso a paso
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Partiremos de la recogida de toda la información previa, y llevaremos a cabo tanto entrevistas con la familia como una sesión de juego con el niño/a.
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En caso de identificar que algún indicador del desarrollo no se está alcanzando, se deberá realizar una observación más exhaustiva y específica.
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Es posible aplicar escalas del desarrollo para ver el funcionamiento en las diferentes áreas y elaborar un perfil de desarrollo.
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Se aplicarán pruebas estandarizadas específicas de cada área: cognitiva, lenguaje, funciones ejecutivas, área motora, perfil sensorial, …
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La observación del juego es fundamental para favorecer una evaluación en un momento óptimo y de bienestar del niño/a.
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Dado que el desarrollo es un proceso continuo de cambios, se reevaluará con cierta frecuencia para poder acompañar al niño y la familia en cada momento de su evolución
Desde FUNDACIÓN JUAN XXIII hemos puesto el foco en el desarrollo infantil. Por ello, contamos con dos centros en Madrid (en Vicálvaro y en El Viso) y diversas instalaciones como nuestra Sala de estimulación sensorial, Snoezelen e Hidroterapia.
Con la ayuda de un equipo profesional multidisciplinar y especializado en desarrollo infantil, se brinda atención especializada para niños/as con trastornos del desarrollo o que presentan riesgos de desarrollarlo. Psicólogo, logopedas, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, estimuladora… todo para garantizar una atención especializada.
Ya sea para necesidades transitorias o permanentes, en nuestro centro o a domicilio, se atiende a la población infantil a través de intervenciones que van desde psicología, a logopedia o fisioterapia, entre otros.
Así, proporcionamos los estímulos necesarios para el desarrollo motor o cerebral (por ejemplo, la estimulación multisensorial Snoezelen) atendiendo a su vez a los ritmos de cada individuo.
Todo ello desde un enfoque sociofamiliar en el que incluimos al entorno del niño/a en su desarrollo, con programas de apoyo terapéutico y familiar, escuelas de padres, terapia familiar, grupos de opinión, etc. En otras palabras, a lo largo del proceso, las familias están
presentes y participan activamente en las evaluaciones y las sesiones de intervención. Se entiende así el contexto familiar y el día a día del niño como oportunidades de aprendizaje. En este sentido, proponemos nuestra intervención como adaptada a las necesidades de cada familia y a su entorno, por lo que nos desplazamos al propio entorno de la familia y el niño: casa, cole y parque.
Igualmente, nos coordinamos con agentes externos: guardería, colegio, neuropediatra y otros profesionales presentes en el desarrollo del niño/a. Esto implica a su vez la ayuda en la movilización y puesta en marcha de recursos como las adaptaciones escolares o la tramitación de ayudas que puedan apoyar la intervención.
Ponemos así nuestro granito de arena para promover el desarrollo de nuestros usuarios, buscando que alcancen su máximo potencial.
