La logística inversa como factor clave para lograr una Economía Circular
La Economía Circular es un modelo económico que busca romper con el tradicional sistema de "usar y desechar" (Economía Lineal) para dar paso a un enfoque más sostenible. En lugar de producir, consumir y desechar, en la Economía Circular se fomenta la reutilización, el reciclaje y la recuperación de materiales para prolongar la vida útil de los productos y crear un modelo de crecimiento más rentable y resiliente. Y aquí es donde la logística inversa juega un papel crucial.
¿Qué es la logística inversa?
La logística inversa se refiere al proceso de gestionar el flujo de productos desde el consumidor final hasta el fabricante o punto de origen, con el objetivo de recuperar, reciclar o reutilizar esos productos. En otras palabras, se trata de cerrar el ciclo de vida de los productos y, así, minimizar el impacto ambiental y reducir los costes.
Si en la logística tradicional los flujos de productos se dirigen desde los fabricantes o vendedores hasta los consumidores, en la logística inversa los flujos van desde los consumidores hacia los fabricantes o vendedores.
Imaginemos un escenario en el que un cliente decide devolver un producto defectuoso o que ya no necesita. Gracias a la logística inversa, el producto puede ser recogido y enviado de vuelta al fabricante para su reparación, reciclaje o reintroducción en el mercado. Esto evita que el producto termine en un vertedero, reduciendo así el impacto ambiental y aprovechando los recursos existentes.
La logística inversa genera distintos tipos de flujos dependiendo de los productos que la originan:
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Productos que están al fin de su vida útil: Cuando el producto ya no sirve o cuando se sustituye por otro nuevo, por ejemplo, recogida de electrodomésticos.
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Productos devueltos por los consumidores. Los productos que se retornan pueden ser devueltos sin haber sido utilizados y sin fallos, pero en todo caso es necesario revisarlos y quizás reacondicionarlos. Si son inservibles, también deben tratarse adecuadamente, destruyéndolos y gestionando los residuos para que vuelvan a entrar al proceso de producción.
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Embalajes y envases de los productos: los envases y embalajes (botellas, pallets, cajas, etc.) constituyen otro de los flujos que mayores cantidades genera. Pueden procesarse para ser utilizados de nuevo.
Algunas de las acciones y procesos que se llevan a cabo en estos flujos son:
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Gestión de recogidas.
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Reexpedición y gestión de incidencias.
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Evaluación.
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Desmontaje/de-kitting.
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Limpieza, reacondicionamiento, rempaquetado.
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Gestión de devoluciones del destinatario y proveedor.
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Destrucción certificada y gestión de residuos.
Un paso más allá: la Economía Circular Inclusiva
La Economía Circular Inclusiva puede definirse como un modelo de producción y consumo que prioriza el reciclaje, la reutilización de los productos y la manipulación de estos por personas en riesgo de vulnerabilidad psicosocial.
Además de encargarse de la recogida, reclasificación, etiquetado, reciclaje o reutilización de los productos, pone en el centro el empleo inclusivo.
En FUNDACIÓN JUAN XXIII estamos comprometidos con la Economía Circular Inclusiva. Nuestro servicio de logística permite aprovechar todas las ventajas medioambientales de la Economía Circular y sumar el factor social, permitiendo:
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La generación de valor social.
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El cuidado del medio ambiente.
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El cumplimiento de la política ESG y de los ODS.
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La generación de empleo para personas con discapacidad o en riesgo de vulnerabilidad psicosocial.
Somos el único Centro Especial de Empleo de Economía Social con certificación con operador logístico y reinvertimos el 100% de nuestros beneficios en proyectos para la inclusión social y laboral de personas en riesgo de vulnerabilidad psicosocial. Podemos ayudar a las empresas a construir modelos de negocio sostenibles, que cumplan con una triple cuenta de resultados: económico, ambiental y social.
Beneficios de la Economía Circular y la logística inversa
La logística inversa aplicada a la Economía Circular aporta beneficios medioambientales y permite ahorrar en costes, ya que las empresas necesitan comprar una menor cantidad de nuevas materias primas.
Pero la logística inversa va más allá de la simple devolución de productos. También implica la gestión eficiente de la cadena de suministro, maximizando así la eficiencia y reduciendo los costes asociados.
No solo las empresas se benefician de la logística inversa, también los consumidores y la sociedad en su conjunto. Los consumidores pueden disfrutar de un servicio de atención al cliente mejorado, ya que la posibilidad de devolver productos de manera conveniente y sencilla aumenta su satisfacción.
Por otro lado, la Economía Circular es cada vez más una exigencia desde los gobiernos, especialmente desde la Unión Europea. Por ejemplo, para recibir algunas ayudas de fondos como los Next Generation EU, es necesario demostrar que se han incorporado criterios de sostenibilidad en las estrategias empresariales y/o en los productos y servicios prestados, tales como la neutralidad del carbono, la gestión de residuos y, en particular, la Economía Circular.
De hecho, algunas iniciativas de la UE ya regulan algunos aspectos relacionados con la sostenibilidad de los productos, ya sea con carácter obligatorio o voluntario.
En particular, la Directiva sobre diseño ecológico regula la eficiencia energética y algunas características de obligado cumplimiento de circularidad de los productos relacionados con la energía.
Al mismo tiempo, instrumentos como la etiqueta ecológica de la UE o los criterios de contratación pública ecológica de la UE tratan de impulsar la Economía Circular, aunque de momento tienen carácter voluntario.
En todo caso, se está trabajando para propiciar la circularidad en una gama más amplia de productos, como parte del Plan de Acción de Economía Circular.
Las propuestas más recientes incluyen el impulso de los productos sostenibles, la revisión de la normativa sobre productos para la construcción y una estrategia sobre textiles sostenibles, que establece normas para el eco-diseño de productos determinados y controla el uso de los llamados ‘claims verdes’, es decir, de reclamos publicitarios que indican que un producto es bueno o respetuoso con el medioambiente, que solo serán permitidos si se cuenta con el respaldo de la excelencia medioambiental.
Además, se continúa trabajando en nuevos requisitos de circularidad para grupos de productos específicos, como electrodomésticos de cocina, ordenadores y servidores, motores eléctricos y neumáticos. De este modo, está claro que la economía del futuro será circular, o no será.