Ser una empresa comprometida significa preocuparse por los clientes, los empleados, la comunidad y el entorno. Esta implicación se traduce en acciones concretas: promover el bienestar dentro de la empresa, ser transparente con los clientes y actuar o apoyar causas sociales que contribuyan al bien común, y que benefician tanto a la propia empresa como a la sociedad.
Contrariamente a lo que muchas personas puedan pensar, el compromiso empresarial no es exclusivo de grandes corporaciones o multinacionales. Cualquier empresa, independientemente de su tamaño, puede comprometerse socialmente y ser un agente del cambio, si adapta una serie de prácticas y valores. Te damos unos consejos para conseguirlo.
Define tus valores: Identifica los principios fundamentales que guiarán a tu empresa. Estos valores deben reflejar tu compromiso con la ética, la sostenibilidad y la responsabilidad social.
Involucra a tus empleados: Fomenta un ambiente de trabajo donde los empleados se sientan valorados y escuchados. Anima a la participación activa y solicita aportes en decisiones importantes.
Cuidado del medio ambiente: Adopta prácticas sostenibles y busca reducir tu huella de carbono. Esto podría incluir la eficiencia energética, la movilidad sostenible, la gestión responsable de residuos y la Economía Circular Inclusiva.
Responsabilidad social corporativa (RSC): Desarrolla e implementa programas de RSC que aborden problemas sociales y ambientales. Puedes considerar iniciativas como donaciones a organizaciones benéficas, programas de voluntariado o prácticas sostenibles en la cadena de suministro.
Transparencia: Sé transparente en tus operaciones y decisiones. Comparte información sobre tus prácticas empresariales, impacto ambiental y esfuerzos de responsabilidad social.
Diversidad e inclusión: Promover un ambiente diverso e inclusivo ayuda a que las personas en situación de vulnerabilidad psicosocial puedan ver cumplido su derecho a tener un trabajo que les permita vivir con mayor autonomía. Además, la diversidad beneficia a las empresas, ya que se benefician de diferentes puntos de vista y experiencias. De hecho, un estudio de Accenture asegura que las empresas que incorporan a personas con discapacidad obtienen un 28% más de ingresos.
Ética en los negocios: Establece prácticas éticas en todas las áreas de tu empresa. Desde la toma de decisiones hasta las relaciones con clientes, proveedores y empleados, la ética debe ser un pilar central.
Colaboración con la comunidad: Involúcrate activamente con la comunidad local. Esto puede incluir patrocinios, colaboraciones con organizaciones locales o programas que beneficien directamente a la comunidad.
Medición del impacto: Implementa métricas para medir tu impacto social y ambiental. Establecer metas y evaluar regularmente tu progreso te ayudará a mantener el enfoque en tus compromisos.
En el camino hacia convertirse en una empresa comprometida, la colaboración con el Tercer sector es un componente esencial. El Tercer Sector, compuesto por entidades sin ánimo de lucro y entidades de la sociedad civil, posee una vasta experiencia en la acción social y un conocimiento profundo de las necesidades de las comunidades. Colaborar con estas organizaciones no solo enriquece las iniciativas de responsabilidad social corporativa, sino que también fortalece la conexión con la sociedad, permitiendo:
Aprovechar la experiencia acumulada: La mayoría de empresas no tienen los recursos o la experiencia necesaria para realizar por su cuenta proyectos sociales a largo plazo, sino que suelen limitarse a iniciativas aisladas con impacto limitado. Por el contrario, el Tercer Sector ha estado abordando desafíos sociales durante años, desarrollando estrategias y soluciones efectivas. Al asociarse con estas organizaciones, las empresas pueden beneficiarse de la experiencia acumulada, acelerando así el impacto positivo de sus acciones.
Acceso a redes comunitarias: Las organizaciones del tercer sector suelen tener conexiones profundas en las comunidades locales. Al aliarse con ellas, las empresas pueden acceder a redes comunitarias existentes, estableciendo así un diálogo más auténtico y construyendo relaciones a largo plazo.
Maximizar el impacto: Al dirigir recursos hacia proyectos respaldados por el Tercer Sector, las empresas pueden asegurarse de que sus esfuerzos generan un impacto positivo. Esta colaboración estratégica permite optimizar los recursos y garantizar que las inversiones sociales estén alineadas con las necesidades reales de la sociedad.
En resumen, las alianzas con el Tercer Sector pueden ser un paso clave para avanzar eficazmente en el camino del compromiso social. Patrocinando proyectos de entidades del Tercer Sector, las empresas pueden transformar su compromiso en resultados tangibles y sostenibles, que perduran en el tiempo.
En FUNDACIÓN JUAN XXIII, contamos con diversos proyectos sociales que esperan el patrocinio de empresas. Cada patrocinio se traduce en acciones concretas y bien definidas para mejorar la vida y la inclusión de personas en situación de vulnerabilidad psicosocial.
Desde programas de apoyo personalizado hasta cursos para la inserción laboral, servicios de información y orientación sobre discapacidad, servicios para mejorar la autonomía o programas de investigación en nuevas tecnologías, cada iniciativa puede marcar una diferencia significativa en la vida de las personas beneficiarias.
Además, las empresas patrocinadoras son partícipes del proyecto, pueden conocerlo a fondo y compartir con sus empleados los logros alcanzados gracias a su valiosa colaboración.
Adicionalmente, el patrocinio de proyectos sociales para la inclusión se posiciona como una Medida Alternativa que permite a las empresas cumplir con la Ley General de Discapacidad.
El compromiso de tu empresa tiene el poder transformador de mejorar la vida de muchas personas. ¡Juntos, podemos marcar la diferencia!